Si te gusta escribir, pero te resulta difícil encontrar estímulos, este artículo te ayudará mucho. Te contaremos algunas cosas sobre la escritura creativa y te propondremos tres ejercicios estimulantes que pasarán a ser valiosas técnicas para escribir.
Escribir es una necesidad humana, una necesidad expresiva que nace de la interrogación de la realidad. El flujo del silencio interrogativo es la fuente donde se origina la necesidad de la escritura. Escribir, entonces, es ordenar el mundo de una determinada manera, es dar sentido.
Con esto presente, nos volvemos conscientes de que cualesquiera sean nuestras herramientas de escritura, deben tener el fin último y principal de dar sentido. La escritura creativa no es un mero repertorio de fórmulas, cuya aplicación garantiza obras buenas y talentosas.
Son muchos los escritores que han perdido y pierden este norte, y escriben solo por escribir, con el único objetivo narcisista de ser admirados. Y contar por contar no es suficiente. La escritura creativa tiene necesidad de un lector, es expresión escrita con voluntad de llegar a otros. El verdadero asunto es qué decir con eso que estamos contando o qué oír en eso que estamos escuchando. A esto nos referimos con dar sentido.
La preescritura es una etapa esencial en la labor creativa que nos aportará herramientas para escribir. Es allí donde imaginamos, donde buscamos y encontramos razones para nuestra escritura, donde surgen las ideas a partir de las cuales venceremos la temida hoja en blanco. A continuación, te proponemos 3 ejercicios estimulantes de escritura creativa.
1. El brainstorming o tormenta de ideas
La tormenta de ideas es una de las técnicas para escribir más conocidas. Se relaciona con la imprescindible reactivación y precisión del léxico que tenemos dormido. Se trata de generar y recopilar palabras y expresiones que estén vinculadas a un tema determinado.
Podemos hacer este ejercicio en solitario o también con otras personas. Si lo hacemos colaborativamente, nos ayudará, a su vez, a incorporar palabras nuevas referidas a un campo semántico específico relacionado con el tema general de la propuesta de escritura.
Por ejemplo, si estamos pensando escribir una ficción en la cual el campo es un tema principal, podríamos enumerar palabras y expresiones como:
Verde, relajación, paisajes, atardeceres, ganado, animales, siembra y cosecha, comidas caseras, huerto, lejos, lejanía, horizonte, montar a caballo, vacaciones, desorientado, bosque, laguna, caza, folklore, levantarse temprano, trabajo duro, refranes, mitos y leyendas, aire fresco, aroma a flores, viaje.
Una vez que estemos satisfechos con la lista, nos desafiaremos a tratar de utilizar todas las palabras en un texto. Este ejercicio servirá como caldeamiento: nos soltará la mano y la mente en busca de la flexibilidad creativa.
2. Escribir a partir de un dibujo o de un texto oral
Estas herramientas de escritura tienen como objetivo principal poner en primer plano nuestra capacidad de interpretación e imaginación. Al mismo tiempo, recibiremos información útil que, probablemente, no sabíamos antes, a partir de la cual podremos motivarnos para comenzar a escribir.
Como primera opción, podemos proponernos escribir a partir de lo que vemos en una imagen. Esto nos será útil para producir textos denotativos –son aquellos que ponen el acento en aspectos informativos, pretendiendo objetividad a través del respaldo científico–, connotativos –centrados en lo sentimental, las impresiones y las experiencias subjetivas– o que mezclen ambas perspectivas para exponer información matizada con valoraciones y sentimientos personales.
Jugar a colocarnos en un rol específico es una excelente técnica de escritura. Por ejemplo, podemos fingir que somos un prestigioso crítico de arte, y un medio experto muy conocido nos ha solicitado algunas columnas interpretativas sobre muestras recientes del arte abstracto.
O también podemos contemplar dos imágenes que presentan a dos personajes diferentes que han escapado de distintas historias. Nosotros deberemos reconstruir por escrito cada una de las historias de las que estos personajes han escapado, en el formato que nos sintamos cómodos: noticia policial, cuento, o una mezcla de ambos, por ejemplo.
Como anticipamos, no solo las imágenes sirven como herramientas para escribir. También está la alternativa de escribir a partir de la escucha. El ejercicio consiste en oír cualquier tipo de texto oral corto relacionado con el tema de escritura, prestando atención a la información y a lo que nos provoca.
Por ejemplo, podríamos tomar como referencia una melodía determinada y, con preguntas, guiarnos hacia el espacio de la ficción hasta que alcancemos un marco adecuado en el cual ya podamos desarrollar una historia escrita: ¿qué historia hay detrás de esta música?, ¿una triste o una alegre? ¿Se trata de una historia de amor, de guerra, de aventuras, de misterio? ¿A qué lugar nos lleva? ¿Qué podemos ver allí?
3. Escribir a partir de situaciones
El tercer ejercicio consiste en plantearnos situaciones concretas ante las cuales debamos reaccionar por medio de un texto escrito. Este será un excelente método para destacar el carácter comunicativo de la escritura creativa. Ahora, nos centraremos en el factor de contextualización como estímulo.
Lo cierto es que, viéndonos en una situación, podemos reaccionar de múltiples formas. Para ello, la estrategia es armar una lista con muchas opciones que encajen de manera coherente frente a una situación coyuntural. Cada una de esas reacciones disparará textos diversos para dar respuesta a la situación. Mira el siguiente ejemplo:
Alguien a quien consideras un buen amigo no te ha invitado a su fiesta de cumpleaños:
- Le escribes un mensaje para preguntarle por qué no te ha invitado.
- Te quedas escribiendo en tu diario sobre la relación que tienen entre ambos.
- Le escribes una carta y vas a la fiesta a entregársela para enfrentarlo allí mismo.
- Le escribes un mensaje para preguntarle si puedes ir a la fiesta. Probablemente, se haya olvidado y no le caiga mal.
- Escribes una elegía para lamentar la pérdida de la amistad.
- Contactas a amigos en común para preguntar si saben por qué no te ha invitado.
- Contactas a amigos en común y les recuerdas las cosas que has hecho por él.
- Lo escrachas en las redes sociales.
Esto demuestra la infinidad de variantes que tenemos cada vez que construimos una situación ficticia en nuestras composiciones. Mientras las alternativas que elijamos mantengan cierta coherencia con la trama y la construcción de los personajes que ya venimos haciendo, siempre serán válidas.
Para aprender a escribir, es imprescindible enfatizar en la creatividad para descubrir no sólo la necesidad de la escritura, sino también el placer por ella. El soporte de la ficción es muy estimulante y la etapa de preescritura ha de ser básicamente un estímulo. Estas herramientas para escribir permiten abrir nuestra imaginación mucho más, descubrir caminos nuevos y ampliar el abanico de sucesos que podemos narrar.
Luego, los recursos narrativos más técnicos surgirán solos, cuando el pensamiento vaya poco a poco convirtiéndose en un modo de pensar literario. Todo el repertorio técnico estará en función de lo fundamental: la búsqueda y la creación del sentido.
Si estos ejercicios te han servido y te gustaría entrenar a un nivel más exigente y personalizado, considera tomar clases de escritura creativa con profesionales o talleres dedicados a temáticas específicas de tu interés.
Y tú ¿has ejercitado con alguna de estas actividades? ¿Qué tal te han resultado? ¡Déjanos tu comentario!
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LOS FELICITO…EXCELENTE SITIO …MUY CREATIVOS. GRACIAS