¿Por qué nunca deberías utilizar un corrector de textos online?

¿Por qué nunca deberías utilizar un corrector de textos online?

No importa si escribes literatura, informes empresariales o artículos académicos. Quienes escribimos siempre estamos preocupados por no cometer errores. Nuestro texto siempre debe estar perfectamente presentado. Ahora bien, ¿podemos realmente confiar en un corrector de textos online? Este artículo te hará tomar recaudos a la hora de corregir tus textos.

Más allá del tipo de escritura que practiques, si hay algo que define si tu trabajo tiene calidad profesional, es el buen uso de la ortografía y la gramática. Es un aspecto esencial e ineludible al momento de redactar cualquier tipo de textos. Pero como todos somos humanos, siempre podemos equivocarnos sin importar la experiencia.

Sin embargo, quienes también pueden equivocarse son los ordenadores. Por más que cuenten con inteligencia artificial, siempre les faltará algo por aprender. Esta es una de las tantas razones por las que nunca deberías utilizar un corrector de textos online y sí recurrir a una persona que se dedique a la corrección ortográfica de textos, un corrector de estilo.

Un corrector de textos sistematizado posee inteligencia artificial, ya sea un software instalado o un servicio online, que comprueba de forma automática un texto para detectar los errores ortográficos y gramaticales, según la configuración o la información que tenga cargada.

Por otro lado, el corrector de estilo es una persona, un profesional que se dedica a la corrección ortográfica de textos. Esta persona trabaja leyendo y revisando un texto artesanalmente para que llegue a cumplir ciertos objetivos planteados por el autor. Sus principales funciones son:

  • Bregar por un mensaje claro, limpio y unificado;
  • que el mensaje sea el más adecuado para el público al que se dirige; y
  • evitar errores innecesarios que den una sensación de descuido y de poca dedicación.

Para poder usar un corrector de textos online deberíamos conocer a la perfección las reglas de gramática, ortografía y estilo. De no ser así, cualquiera podría dejar pasar errores graves por el simple hecho de no poder identificar, entender o refutar los que el software indica.

Un corrector de textos virtual trabaja con los siguientes parámetros: repetición de palabras, longitud de las frases, gramática, frases con palabras comunes, entre otros. Pero ¿qué tal si nuestro estilo como autores consiste en transgredir las reglas o repetir palabras o frases hasta el cansancio? El corrector de textos online jamás podría juzgarlo adecuadamente, por más desarrollada que esté su inteligencia artificial.

Mientras que con un corrector de textos lo único que hay que hacer es copiar y pegar lo que se desea corregir, un corrector de estilo tiene fijados ciertos pasos para trabajar cada caso con especificidad. Por ejemplo, estos podrían ser cuatro pasos que puede establecer un corrector de estilo para abordar una corrección:

  1. Analizar la obra en cuestión, comenzando por conocer su estado general y detectar a grandes rasgos sus problemas.
  2. Conversar con el autor para saber cuáles son sus objetivos e intenciones y a qué público apunta.
  3. Elaborar un plan de trabajo con un cronograma acordado con el autor.
  4. Corregir y asesorar al autor.

Al pasar por estos 4 simples pasos, un corrector de estilo tiene la posibilidad de trabajar con muchísima mayor profundidad y detalle que un sistema corrector de textos. De esta forma, quien vaya a hacer la corrección ortográfica del texto podría comprender mejor los objetivos y los conceptos utilizados por el autor.

Imagínate que inventamos un concepto, un personaje o cualquier objeto con un nombre totalmente inexistente. El corrector de textos online lo detectaría como un error automáticamente y, posiblemente, hasta podría eliminar o cambiar la palabra por no tenerla en su diccionario.

Por su parte, el corrector de estilo, sabiendo que es un sustantivo nuevo, no sugerirá ningún cambio y, por el contrario, se asegurará de que ese concepto siempre mantenga una comunicación clara y cuidadosa, pues de otra forma podría modificar el sentido de todo lo narrado anteriormente.

Otra limitación de los correctores de texto online tiene que ver con los extranjerismos. Si escribimos en español, pero usamos de vez en cuando palabras en inglés, es muy probable que las marque como un error. Lo mismo puede suceder con los nombres propios o con los inusuales, por ser desconocidos.

Otra desventaja es que la mayoría de las herramientas para corregir textos son pagas. Muchas veces pueden llegar a ser demasiado caras, por lo que, con seguridad, vale más la pena invertir el dinero en un servicio totalmente personalizado como el que brinda un corrector de estilo, para poder obtener un mejor resultado y no pasar por situaciones frustrantes.

Las versiones gratuitas de los correctores de texto ofrecen una cantidad limitada de caracteres para corregir. Por lo tanto, deberíamos realizar la corrección ortográfica del texto en varias partes, y esto nos haría perder demasiado tiempo y nos generaría diferentes complicaciones.

Un último punto muy importante es la confidencialidad. Al utilizar un corrector de textos online, subimos nuestro material a Internet, donde todo es de todos y los derechos de autor son muy complicados de reclamar. En oposición, una persona dedicada a la corrección de textos, por ética profesional, está obligada a mantener la confidencialidad sobre las composiciones en las que trabaja.

Por todas estas razones, recomendamos que un autor responsable y exigente trabaje siempre en conjunto con un profesional, un corrector de estilo. Si no tienes referencia de ninguno, te damos una buena noticia. Algunos te brindarán la posibilidad de acceder a una prueba gratis del servicio, que puede consistir en la corrección del primer capítulo de tu novela, de la introducción de tu TFG o TFM, o de la presentación del estatuto de tu nueva empresa. De esta manera, podrás juzgarlo por tu propia experiencia y ver qué sistema de trabajo utiliza.

Sabemos que eres consciente de que tus textos son tu carta de presentación. Esperamos que estos criterios y consejos te ayuden a mejorarla todavía más.

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