Categorías: Técnicas de escritura

7 consejos para reescribir textos que no han funcionado

Frustrarnos porque nuestro texto no cumple con nuestras expectativas nos sucede a menudo. Y esto es algo que no sabe de tipos textuales. No importa si escribes literatura, artículos periodísticos, ensayos académicos o entradas para tu blog. Sigue leyendo. En esta entrada te daremos 7 consejos con nuevas ideas para que el hecho de reescribir tus textos de verdad te funcione.

¿Has escrito un texto que a tu juicio es bueno y, sin embargo, no ha causado los resultados que esperabas? Es frecuente que esto suceda: tienes buen material, el tema sobre el que escribes es interesante, tienes ideas lúcidas y un buen argumento, pero aun así no logras que tu texto sea reconocido en los concursos literarios, las editoriales no se han fijado en él, la gente te dice que no lo entiende o no genera interacciones en tu blog.

Revisar un texto propio puede ser más difícil de lo que parece. Pero no te desanimes, porque todavía hay cosas por hacer para que esos resultados finalmente lleguen. Es muy probable que ese texto no esté destinado al olvido, y que con solo algunos cambios se solucionen los problemas que estén perjudicando su eficacia.

Eso sí. Primero tenemos que asumir que algo está pasando. Por algún motivo, este texto no ha funcionado y debemos buscar cuál es. ¿Qué hay que mirar en un texto antes de reescribirlo? ¿Valdrá la pena hacerlo? Por supuesto que sí. Mira estos 7 consejos para reescribir tus textos.

1. Piensa en el lector

¡Vaya! ¡Qué paradoja! El primero de la lista no es un consejo, es una obligación. Conocer el perfil de los lectores es fundamental para reescribir un texto. Claro que el tipo de texto también determinará quiénes serán los lectores. Al final, es un trabajo solidario entre la construcción del texto y el perfil previo que nos hacemos del lector.

Si tienes definido a priori que los lectores de tu texto tienen una determinada edad, un determinado género, viven en una región o país específico, tienen cierto nivel de educación, o buscan cierta información o una solución a un problema concreto, debes escribir estratégicamente para que se sientan cómodos una vez que ingresan al texto. Y estas estrategias has de planearlas antes de la escritura.

Si no lo has hecho antes, piensa en tus lectores. Y si lo has hecho, puede que hayas perdido el foco. Vuelve a preguntarte: ¿a quiénes les estoy hablando?, ¿quiénes creo que leerán mi texto?, ¿quiénes quiero que lo lean?, ¿estoy usando un lenguaje adecuado a sus perfiles? Apúntate las respuestas y las justificaciones para que no vuelvas a desenfocarte.

2. Cambia el inicio

Puede que el problema esté en cómo decidiste que el texto comience. Aunque te parezca obvio, destacarlo resume la importancia de un buen inicio: la mayoría de los abandonos de lecturas se producen en las primeras páginas.

Para reescribir un texto, fíjate en el inicio, porque no es algo que debe tomarse a la ligera. Es la invitación a entrar y permanecer o, por el contrario, la flecha que indica la salida rápida. Por lo tanto, deberás dedicarle muchas horas de escritura y reescritura antes de quedarte con el definitivo.

Hablando estrictamente de escritura ficcional, el inicio es un elemento decisivo para las editoriales. Piensa en la cantidad de manuscritos que reciben mensualmente. Ningún editor leerá todo ese material hasta el final para decidir si publicarlo o no.

No existe una fórmula para garantizar un buen principio, pero sí es recomendable que no sea lo primero que escribas. Si consideras que el inicio puede ser un punto débil de tu texto, anímate a borrarlo y revisa toda la obra. La misma composición te pedirá un inicio acorde con lo que cuenta. Al final, rehacer los inicios parecerá la reescritura completa de los textos.

3. Cambia el narrador

Siempre decimos que el narrador es el personaje más importante de todo texto, porque es el encargado de contar la historia. Su punto de vista deja huellas en lo que cuenta que determinan los efectos que la historia conseguirá (o no) suscitar en los lectores.

Es una gran idea revisar un texto para verificar si el narrador que estás usando es el adecuado. Quizás por costumbre, siempre terminas construyendo un narrador omnisciente, o un narrador protagonista.

¿Por qué no intentar que un testigo cuente lo que vio en la escena? Quizás un narrador con focalización externa, que no haga valoraciones de lo que cuenta, deje más lugar a la imaginación del lector, ¿verdad? Conocer y ejercitar los diferentes tipos de narradores te aportará mayores recursos para escribir.

4. Cambia el tono

Esto está íntimamente ligado al tipo de lector al que te diriges y al tipo de texto que escribes. ¿Qué tal si al reescribir tus textos cambias el tono para ver qué sucede? Si las condiciones te permiten ser flexible, pregúntate si estás siendo demasiado formal en algunas expresiones.

Muchas veces, por no ser invasivos, terminamos siendo tibios, y el lector lo nota. Es mejor ser directos, claros y cercanos, sobre todo si estamos escribiéndole explícitamente a él, como sucede en las entradas de blog, por ejemplo.

Por otro lado, si tu texto es un ensayo académico, un trabajo universitario o un artículo periodístico, verifica que el tono que has utilizado no tenga rasgos demasiado informales y coloquiales. Es posible que debas adecuar el tono hacia uno más cuidado.

5. Cambia el orden de la historia

Si estás escribiendo una presentación o un informe, debes saber que existen fórmulas retóricas establecidas que prácticamente garantizan la correcta disposición de la información en el texto, de manera que el lector no se sienta molesto por percibir incoherencias o por notar omisiones de datos importantes.

Y si lo que escribes es literatura, quizás necesites animarte a romper con el orden causal y cronológico. Es común que en los primeros intentos construyamos nuestras narraciones de esta manera, porque es el orden con el cual le damos sentido al mundo cotidianamente.

Pero no necesariamente debe contarse todo así. Muchas veces, la historia adquiere mayor frescura y originalidad si el orden de la narración rompe con los órdenes lógicos del tiempo lineal al que estamos acostumbrados.

Lo sabemos. Cambiar el orden es un gran desafío a la hora de revisar un texto, porque implica alterar la estructura general. Sin embargo, si crees en el potencial de tu texto, valdrá la pena hacerlo. Invertir órdenes en la reescritura de textos los renueva totalmente, los saca del estancamiento y los revitaliza.

6. Revisa el estilo

El estilo es algo muy personal del escritor, que se pule y perfecciona a lo largo de una activa trayectoria. Solo escribiendo se descubre la forma confortable de poner en palabras las ideas.

Lo importante es que el estilo sea honesto y transparente. Esto quiere decir que no debemos adoptar pasivamente las formas de otros. Cuando tomamos la decisión de ponernos a escribir, pareciera que mentalmente saliéramos a buscar todas las frases hechas pomposas y rimbombantes que circulan en la superficie, como si fuese la única literatura o escritura distintiva, artística o importante.

Hay que dejar de lado todo eso. Hay que abandonar todo lo trillado, todas las frases que automáticamente se nos vienen a la cabeza cuando pensamos en un paisaje, en una mujer, en un hombre, en un niño, en un misterio. Todo eso fue original en algún tiempo, pero ahora devino en fórmulas vaciadas de sentido.

Para reescribir tus textos, fíjate en este ejemplo. Son dos versiones para decir lo mismo:

Versión 1

La ciudad parecía un mar de cemento adormecido en aquel momento en el que me encontraba. La noche había empezado a cubrir todo con su oscuridad y, entonces, los faroles de las calles acababan de encenderse para iluminar todo. Los habitantes de la urbe, por su parte, ya se habían retirado a sus dulces hogares para descansar hacía alrededor de media hora, y ya no quedaba nadie afuera. Por lo tanto, todo era calma y silencio.

Versión 2

La ciudad estaba tranquila en ese momento. Las luces de las calles se acababan de encender y los habitantes ya estaban en sus casas desde hacía más o menos media hora.

¿Ves la diferencia? Busca en tu texto todas las frases hechas, todas las redundancias, los adjetivos innecesarios y elimínalos. La premisa es ser claro, breve y conciso, sin pretender ser quien no eres.

7. Solicita un informe de lectura

Si ya has hecho varias reescrituras de tu texto, pero aún persiste la insatisfacción, este es un recurso que debes mirar con buenos ojos, sobre todo si tu objetivo es publicar tu obra en una editorial.

Asegúrate de solicitar un informe de lectura hecho por un profesional que trabaje en la industria editorial. Este experto conoce los criterios del mercado y leerá tu obra prestando atención a sus fortalezas y debilidades con la perspectiva de ayudarte a lograr una publicación.

Su lectura será devuelta en forma de documento para que tengas un respaldo acreditado de su trabajo y un detalle de todo lo que te aconseja mantener, potenciar y cambiar. Incluso te podrá recomendar a qué editoriales apuntar, pues todas tienen una especialidad.

Y tú, ¿ya pusiste en práctica alguno de estos consejos para reescribir textos? ¡Cuéntanos en los comentarios cómo te ha ido!

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